Los tumores óseos son el crecimiento anormal de células en los huesos, que pueden ser benignos o malignos, primarios o secundarios. Los tumores óseos primarios se originan en el propio hueso, mientras que los secundarios se diseminan desde otros órganos afectados por el cáncer. Los tumores óseos benignos no se propagan a otras partes del cuerpo, pero pueden causar dolor, deformidad o fracturas. Los tumores óseos malignos pueden invadir y destruir el tejido óseo circundante, así como metastatizar a otros sitios.
En este artículo vamos a hablar sobre tres tipos de tumores óseos que tienen una relevancia clínica y epidemiológica en México: el tumor de células gigantes, el osteosarcoma y el condrosarcoma.
El tumor de células gigantes (TCG) es una neoplasia benigna pero localmente agresiva, que representa entre el 4 y el 10% de todos los tumores óseos primarios. Sin embargo, en algunas poblaciones como la mexicana, puede llegar a representar hasta el 20% de los casos. El TCG se caracteriza por la presencia de células multinucleadas (células gigantes) en un estroma mononuclear. Suele afectar a personas jóvenes entre los 20 y los 40 años, con una ligera predominancia femenina. El TCG se localiza preferentemente en los extremos de los huesos largos, sobre todo en la rodilla, la muñeca y el tobillo. Los síntomas más frecuentes son dolor e inflamación localizados, que pueden limitar la movilidad articular. El diagnóstico se basa en la radiografía, la resonancia magnética y la biopsia del tejido tumoral. El tratamiento consiste en la resección quirúrgica del tumor con preservación del hueso afectado y reconstrucción con injerto óseo o cemento.
El osteosarcoma es un tumor maligno que se origina en las células formadoras del hueso (osteoblastos). Es el tumor óseo primario más frecuente en todas las edades, pero especialmente en niños y adolescentes. Representa alrededor del 25% de los tumores óseos primarios diagnosticados en México entre 2013 y 2017. El osteosarcoma suele afectar a los huesos largos de las extremidades, sobre todo alrededor de la rodilla, el hombro y la cadera. Los síntomas más comunes son dolor e hinchazón persistentes que no mejoran con el reposo o los analgésicos. El diagnóstico se realiza mediante radiografía, tomografía computarizada, resonancia magnética y biopsia del tejido tumoral. El tratamiento consiste en quimioterapia para reducir el tamaño del tumor y cirugía para extirparlo completamente con márgenes negativos. En algunos casos se puede realizar una amputación o una resección segmentaria con prótesis.
El condrosarcoma es un tumor maligno que se origina en las células formadoras del cartílago (condroblastos). Es el segundo tumor óseo primario más frecuente en adultos después del osteosarcoma. Representa cerca del 25% de los tumores óseos primarios diagnosticados en México entre 2013 y 2017. El condrosarcoma puede afectar a cualquier hueso que contenga cartílago, pero se localiza principalmente en la pelvis, las costillas, el fémur y la escápula. Los síntomas más habituales son dolor e inflamación progresivos que no responden al tratamiento conservador. El diagnóstico se basa en la radiografía, la tomografía computarizada, la resonancia magnética y la biopsia del tejido tumoral. El tratamiento consiste en la resección quirúrgica radical del tumor con márgenes amplios para evitar recidivas locales o metástasis a distancia.
El diagnóstico de los tumores óseos se basa en la historia clínica, el examen físico, las pruebas de imagen (como radiografías, tomografía computarizada o resonancia magnética) y la biopsia del tejido afectado. El tratamiento depende del tipo, la localización, el tamaño y la extensión del tumor, así como de la edad y el estado general del paciente. Las opciones terapéuticas incluyen cirugía, quimioterapia, radioterapia o una combinación de estas.
La cirugía tiene como objetivo extirpar todo el tumor con un margen suficiente para evitar su recurrencia. En algunos casos puede ser necesario realizar una amputación o una reconstrucción protésica del hueso afectado. La quimioterapia consiste en administrar fármacos que matan o detienen el crecimiento de las células cancerosas. La radioterapia utiliza rayos X u otras formas de radiación para dañar o eliminar las células tumorales.
La supervivencia y la calidad de vida de los pacientes con tumores óseos han mejorado gracias al avance científico y tecnológico en los últimos años. Sin embargo, aún existen desafíos importantes para prevenir, diagnosticar y tratar estos padecimientos con eficacia y seguridad. Por ello es necesario seguir investigando sobre sus causas, mecanismos moleculares, factores pronósticos y nuevas terapias dirigidas.
Bibliografía:
– INEGI (2021). Estadísticas a propósito del día mundial contra el cáncer.
– Rivas-Berny C, Méndez-Domínguez N, Alejos-Gómez R. Prevalencia en México del tumor de células gigantes, osteosarcoma y condrosarcoma (2013-2017). Acta Ortop Mex. 2020 May-Jun;34(3):183-188. doi:10.35366/97071.
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– Introducción a los tumores óseos – Trastornos de los huesos, articulaciones y músculos – Manual MSD versión para público general